Necesitamos darnos cuenta al nivel de complejidad al que hemos llegado hoy en día en todos los niveles productivos, organizativos y de nuestro entorno. Y darnos cuenta de que cosas aparentemente inconexas producen consecuencias incontrolables e irreproducibles.
Preparándome para una formación en técnicas de negociación, cayó en mis manos el libro "El arte de negociar" de Enrique de las Alas, en el que cuenta una experiencia de cuando trabajaba en el sector petroquímico. Dicho sector quería introducir el "polipropileno" en el sector textil por sus propiedades para fabricar fibras. Pero por mucho dinero que gastaban en investigación, desarrollo, publicidad, etc. no conseguían llamar la atención del mundo textil.
Hasta que un buen día la demanda del polipropileno por parte del sector textil se disparó. Las grandes industrias petroquímicas, se dispusieron a estudiar el motivo del cambio de tendencia para reproducirlo en el futuro. SORPRESA, ninguna de sus estrategias había funcionado. La causa en ese cambio fue, repique de tambores........ "la Corriente Del Niño, desvió su trayectoria, alejándose de la costa del Perú". Como consecuencia los bancos de anchovetas se fueron siguiendo la corriente, lo que dio como resultado una escasez en el mundo de harina de pescado que alimentaba a las explotaciones ganaderas, y el pienso para el ganado subió de precio. Los ganaderos buscaron nuevas fuentes de alimento más baratas y acudieron a la harina de soja. Entonces los agricultores ante la nueva demanda y rentabilidad dedicaron más hectáreas al nuevo cultivo, lo que resultó en una disminución de los cultivos menos rentables, entre ellos el algodón y el de las fibras naturales. Como consecuencia hubo una subida de precio del algodón debido a la escasez y en el momento que el precio del algodón superó al del polipropileno el sector textil fue a por él.
Pensemos en lo que está ocurriendo a día de hoy, octubre de 2021, a nivel mundial con los suministros de semiconductores, el transporte y los problemas de suministro derivado de todo ello.
Estamos en un mundo altamente complejo y muy interdependiente. Esto es bueno, porque nos hace muy eficientes, pero al mismo tiempo nos hace frágiles, pues cosas sobre las que no tenemos control influyen en nuestra actividad.